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1 nov 2009

EL CAMPOSANTO

Hoy día en España de obligada visita a los cementerios, no podía faltar mi poema dedicado a ellos

Tienen los cementerios algo que me atrae y me fascina. Quizá su romántico halo de misterio o tal vez la dulce paz que me transmiten cuando camino entre sus tumbas contemplando los panteones, algunos muy hermosos expresando, en sus bellas formas, una amargura y desolación majestuosa.

Me atraen, sobre todo, los cementerios de los pueblos, que suelen estar en lo alto de una colina como queriendo alcanzar el cielo, con sus sencillas tumbas en la misma tierra, recordándonos que pertenecemos a ella y a ella hemos de volver. Tumbas custodiadas por hileras de cipreses que se mecen lánguidamente empujados por el viento, un viento que a veces parece hablar con las ramas y otras entonar un triste y melancólico canto.

Es tal el magnetismo que me producen los cementerios, que me gusta pasear por ellos, en silencio, sin pensar en nada, sintiendo que es un hermoso y plácido lugar para dormir el sueño eterno.


Tu romántica nostalgia
Hacia ti encamina mis pasos
Hechizándome la asonancia
De tus suspiros y llantos
Y apartando los silencios
Por tus dominios avanzo
Escuchando solo al viento
Que con su trémulo canto
Pinta arpegios cenicientos
En la faz del camposanto

Nada pienso…nada digo
Voy tras los rayos de sol
Que en el prado del dolor
De oro cubren los caminos
De sueños que yacen rotos
Por el juego del destino
Y junto a sombras de olvido
Vago aspirando aromas
De los recuerdos cautivos

Allá en la tierra de nadie
Allá en la tierra de todos
Mi sitio me está esperando
Para cubrirlo de flores
Para cubrirlo de llanto
Allí donde la pradera
Borda de duelo su manto
Allí donde a la pradera
Se la llama camposanto


1 comentario:

  1. De casualidad he dado con este poema que me ha parecido magnífico, hermoso y bien elaborado. Felicidades por este estupendo blog

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