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13 jul 2010

ENCUENTRO INESPERADO


Era una mañana de viento, fría y lluviosa, ¿ digo lluviosa? aquello parecía mas bien el diluvio de la biblia que volvía de nuevo.

Al igual que todos los días, regresaba del mercado, llevando en una mano el paraguas y en la otra el carro de la compra, que a pesar de tener ruedas, como iba repleto , lo arrastraba con esfuerzo.

Aunque iba bien pertrechada, la ventisca era tan fuerte, que el paraguas zarandeaba y yo caminaba helada y hasta los huesos calada. De pronto, en una esquina de la calle, me topo con una rata toda remojada, que buscaba resguardarse de la lluvia, tratando de entrar, sin conseguirlo, por un minúsculo agujero que había en la pared de un local abandonado. Al verla pegué un respingo, pero no sé por qué razón, ni con qué intención, me pare a contemplarla. Ella se percató de mi presencia y se quedó quieta mirándome. Estuvimos unos instantes así mirándonos las dos y una extraña sensación me vino de repente.

Al verla allí parada, toda remojada y mirándome con sus ojitos, que yo interpreté de miedo, me pareció tan indefensa y asustada que sentí ternura por ella, como si fuera un gatito que reclamara mi ayuda. Sentimientos enfrentados se agitaban dentro de mi. Mi mente la repudiaba, era una alimaña repugnante y peligrosa, pero mi corazón me decía que era un animal indefenso y asustado tratando de escapar del aguacero y a mi me inspiraba ternura, ¡que barbaridad! Una repugnante rata me había hecho estremecer, pero no de miedo, que hubiera sido lo natural, sino de pena. ¡Qué locura!

La razón se impuso al corazón y por fin me fui de allí pero mientras me alejaba, seguía mirando a la rata, que tampoco dejaba de observarme, hasta que la perdí de vista.

Cuando llegue a casa, me puse a contar la odisea a mi familia y al llegar al punto de la ternura fue tal la expresión que vi en sus caras, que sentí un escalofrío por la espalda y me callé de golpe. Me miraban como quien mira a un loco, seguro que pensaron que había perdido un tornillo o tenía una tuerca del revés. Sin más comentario, di media vuelta y me dediqué a guardar la compra. No volví a mentar para nada a la “pobre rata asustada y remojada”, mejor que olvidaran el incidente, no fuera ser que me pusieran la camisa de fuerza.




3 comentarios:

  1. Interesante relato Mariele, de verdad que tienes una imaginacion bien desarrollada, pero me gusto,
    Te dejo mmis saludos, Aidaluz

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  2. Aida me alegro que te haya gustado, pero así como los poemas casi todos son imaginación, los relatos son hechos reales. Esto que narro en este relato es real como la vida misma, es algo que me ocurrio y sentí tal cual lo cuento.
    Mariele

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  3. Muy bien expresado, casi me parecía vivir la situación. Lo de tu familia en cierto modo es comprensible ya que pudiste fijarte en un pajarillo, jajaja.
    Un saludo.

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