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4 dic 2016

SONETO BUCÓLICO


Con luces irisadas y serenas
la tarde adormecía perezosa,
bajo un cielo color añil y rosa
junto a suaves aromas de azucenas.

El viento entre las ramas retozaba
glosando la más dulce melodía,
que a un alma inflamada de poesía
al reino del Olimpo transportaba.

Y el grito penetrante de la vida
surgía en un acorde fascinado
de un pecho con el alma florecida,
 un alma que brillaba seducida
por un cielo color  tornasolado,
soñando ser de dioses la elegida.



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