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9 abr 2016

CARTA A BLACKY - II



Hola cariño mío, casi medio año ya desde que te fuiste y tu ausencia me sigue doliendo como el primer día.  Estabas muy malito y dejarte partir para que pudieras descansar fue mi mayor demostración de amor, pero contigo te llevaste una parte de mi y dejaste un gran vacío en la casa y en el corazón de todos los que te quisimos.  Un vacío que, según me dicen, sólo con otro perrito podría llenarse y tal vez así sea, pero aún no estoy preparada para ello. Pienso que sería sustituirte y eso nunca pequeño mío. Tal vez cuando tu recuerdo no me duela tanto y la llegada de otro perrito no me haga sentir que está ocupando tú lugar, sea el momento.

Sé que nunca voy a olvidarte, siempre estarás en un rincón muy especial de mi corazón, pero quiero recordarte sin dolor y tampoco quiero cerrar mi corazón a otro que, como tú, pueda contribuir a la felicidad de mi vida y en el que pueda volcar una parte de este cariño que sigo acumulando para ti y que ya no te puedo dar. Quiero que sepas pequeño mío que, aún en el caso de que entrara en mi vida otro perrito, no mermaría el cariño que siento por ti y que seguiré sintiendo mientras viva y que estoy segura que, allá donde estés ahora, percibes que te llega. Me entregaste tu amor incondicional, un amor que solo los perros sois capaces de dar y eso nunca se olvida. Te fuiste llevándote una parte de mí, pero otra parte de ti se quedó conmigo para siempre.

Como dijo WILL ROGERS “Si no hay perros en el cielo cuando me muera quiero ir donde ellos vayan”