Entre velos de azul violado
La luna se empieza a desvanecer
Despertando el pueblo de su letargo
Bajo la mirada impávida del amanecer
El sol lánguido y soñoliento
Las sombras levanta perezoso
El valle en la umbría y sin aliento
Resurge entre acordes misteriosos
Las campanas de la iglesia
Repican llamando a misa
Ahuyentando a las palomas
Que dormitan en las cornisas
La luna se empieza a desvanecer
Despertando el pueblo de su letargo
Bajo la mirada impávida del amanecer
El sol lánguido y soñoliento
Las sombras levanta perezoso
El valle en la umbría y sin aliento
Resurge entre acordes misteriosos
Las campanas de la iglesia
Repican llamando a misa
Ahuyentando a las palomas
Que dormitan en las cornisas
El viento fresco del norte
Se cimbrea en el ambiente
Recreando junto a la brisa
Aroma de frutas y pan caliente
Las calles antes silenciosas
Vibran radiantes y bulliciosas
Fogosos y alborotados
Como alegres cervatillos
Corren a la escuela los chiquillos
En sus carretas montados
Los labradores van hacia el prado
Pronto el sol allá en lo alto
Implacable y aguerrido
Arreciará sin descanso
Sobre los torsos curtidos
De los duros hombres del campo
Las comadres en la plaza
Con mandil y pañoleta
Charlan y hacen calceta
Suena el reloj de la torre
Anunciando el mediodía
Las mujeres sin demora
A la era se encaminan
Llevando en sendos capachos
A sus hombres la comida
Ya el sol se retira presuroso
Seguido de nubes purpuradas
Suena el viento quejumbroso
Que llega de la arbolada
Anunciando que la tarde
Por las sombras se acompaña
Todo ha quedado ya en calma
Bajo el manto de la noche
El pueblo tranquilo descansa
Solo rompe el silencio
Un grillo que a lo lejos canta
Un poema, tan entrañable, como bien conseguido.
ResponderEliminarGracias por darlo a conocer y compartir.
Un saludo.
Una descripción fantástica de nuestros queridos pueblos, tan fantástica que me ha traído recuerdos y añoranzas de mi juventud
ResponderEliminar